Después de andar de turista por tres días por el centro del país, el gobernador Américo Villarreal Anaya llego a Ciudad Victoria para organizar la fiesta del Grito de la Independencia, hacer un video y tomarse algunas fotografías para simular que está cerca del “Pueblo”.
Por supuesto que los maestros de la Sección 30 del SNTE tuvieron que salirse de la Plaza Hidalgo y continuar su protesta en Calzada Tamatán, donde exigen la renuncia de Lucía Aimé y su pandilla, pero Américo no ha solucionado por la complicidad de negocios que, al parecer, tiene con la titular de la Secretaria de Educación de Tamaulipas.
Sin embargo, los maestros le dejaron la plaza libre haciendo una pausa a su justo reclamo y así su majestad Américo II, la familia real, sus lacayos y el séquito de aduladores que lo acompañan, pudieron levantar su falso escenario para continuar engañando a los tamaulipecos y hacerlo ver como un gobernador cercano a su pueblo.
Esto confirmó que al doctor Américo Villarreal lo que le gusta es la frivolidad, la fiesta y el derroche que puede hacer con el dinero del Pueblo, pero en especial los privilegios que tiene por ser gobernador surgido de un partido de “izquierda” que en apariencia rechaza todo lo que hace.
Dicen que este grito de la independencia en Ciudad Victoria fue histórico, ya que Américo entrego 10 paquetes de comida a personas previamente seleccionadas por su “policía secreta”, quienes hicieron una investigación muy inteligente para elegir a los tamaulipecos afortunados que pudieron ver y saludar a su majestad Américo II muy de cerca.
Histórico hubiera sido que esta fiesta “popular” la hubiera organizado en Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros o cualquier municipio de la frontera del norte, con eso Américo confirmaría la existencia de la paz y seguridad de la que tanto presume que existe en Tamaulipas.
Pero no. Cree que Tamaulipas es Victoria por eso cuando sale a turistear por algunas partes del centro del estado hasta se sorprende de lo que hay, es decir, no lo conoce y con un video o una fotografía nunca demostrara que lo contrario porque como bien dice el huapango: para conocer la Huasteca hay que haber nacido allá… ¿Verdad?
En fin, nos informan que su majestad, el gobernador Américo Villarreal II después de entregar los 10 paquetes de comida a los tamaulipecos seleccionados, tomarse la foto y sonreír a las cámaras de televisión para que promovieran este acto de humanidad, subió rápido las escaleras, se lavó las manos por aquello de los virus y se despidió de quienes, hasta ese momento, lo acompañaron.
Luego se fue a Casa de Gobierno con los más leales a la familia real tamaulipeca, donde platicaron sobre lo feliz que se veía la gente al recibir la comida que les regalaron y en especial, lo contento que estaban de tener a sus majestades tan cerca para celebrar esta fiesta nacional.
Hablaron de los fuegos pirotécnicos, de los grupos musicales que ambientaron la fiesta y del varonil grito que dio el gobernador cuando pronunció ¡Viva la Cuarta Transformación! y todo lo demás, festejado con trivialidades sin sentido hasta casi el amanecer el Grito de Independencia.