POR: HUGH BELMONT (goukiyaga+sintesis@gmail. com)
Los juegos de terror son como el espeluznante postre que siempre volvemos a pedir: sabemos que nos hará sudar frío, que quizás nos desvelaremos y que, en algún momento, gritaremos como si nos estuvieran persiguiendo… ¡pero volvemos una y otra vez!
Desde siempre los juegos de terror han capturado la atención de millones de jugadores alrededor del mundo y en el marco del lanzamiento de Until Dawn y Silent Hill 2 queremos explorar la atracción por este género que, a simple vista, puede parecer contradictorio.
¿Por qué alguien querría experimentar miedo de forma voluntaria e interactiva? La respuesta se encuentra en la fascinante relación entre psicología, biología y narrativa que define la experiencia de los juegos de terror.
Aquí, cuatro espeluznantes claves que nos da PlayStation, para entender la psicología (¡y la audacia!) detrás de los videojuegos de terror.
1. Simulación de riesgo en un entorno seguro
Uno de los principales atractivos de los videojuegos de terror es que permiten a los jugadores vivir la emoción del miedo sin estar realmente en peligro. Al saber que no hay riesgo real, los fans del género pueden sumergirse en situaciones extremas que, en la vida real, evitarían a toda costa.
Esta «suspensión segura» permite explorar situaciones de riesgo controlado, lo cual es una manera en que el cerebro práctica respuestas de supervivencia sin experimentar daño físico.
2. Identificación y catarsis emocional
Muchos juegos de terror también permiten a los jugadores identificarse con los personajes y experimentar emociones intensas. Esto ocurre especialmente en títulos como Silent Hill 2, donde los temas profundos de la historia (culpa, arrepentimiento y pérdida) crean una experiencia más rica en contenido emocional que trasciende el miedo.
La identificación con el protagonista y sus miedos proporciona una «catarsis» emocional, permitiendo a los jugadores liberar sentimientos de ansiedad o estrés mientras exploran sus propias emociones a través de los personajes y los desafíos que enfrentan.
3. El misterio y la narrativa compleja
Los juegos de terror no solo apelan al miedo, sino también al misterio y a la narrativa. Muchos juegos, como Until Dawn, ofrecen historias profundas, secretos y tramas que se van desenredando lentamente, enganchando a los jugadores en su narrativa. Este elemento de “misterio por resolver” impulsa a los jugadores a seguir explorando, incluso cuando el miedo les dice que se alejen. El equilibrio entre el terror y la curiosidad es clave para sostener la atención.
4. La confrontación de lo desconocido
El miedo a lo desconocido es una de las emociones universales y ancestrales en la experiencia humana. Los juegos de terror aprovechan esto al presentar situaciones donde lo que no se ve o no se entiende es lo que causa más pavor.
Ya sea una figura que aparece en la niebla en Silent Hill o un sonido extraño en la oscuridad de Until Dawn, la incertidumbre crea una atmósfera de inquietud. Este tipo de miedo es profundamente psicológico, pues explora nuestra aversión a los lugares oscuros, los sonidos misteriosos y las presencias invisibles.
Una inmersión en el miedo controlado
Sin duda, la popularidad de los juegos de terror no se debe solo a la mecánica de juego, sino a cómo manipulan nuestras emociones y nuestra biología para ofrecer una experiencia compleja y cautivadora. Desde el alivio que trae superar una situación aterradora hasta la fascinación por el misterio y lo desconocido, estos juegos abren la puerta a emociones que pueden ser liberadoras y hasta adictivas.
Así que, la próxima vez que te escondas tras el sofá o grites al ver una sombra en el videojuego, recuerda: es tu cerebro agradeciéndote otra sesión de cardio… psicológico.
Until Dawn y Silent Hill 2 ya se encuentran disponibles en PS5.