Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Buscando mejorar la calidad de los suelos que han sido dañados por la erosión continua por la explotación agrícola, el uso de fertilizantes químicos y otros factores, la Secretaría de Desarrollo Rural organiza el primer curso “Manejo Integral de Lombricultura, dirigido a los productores agrícolas, ganaderos, lombricultores e interesados en el tema.
La capacitación dará inició este 15 de marzo en las instalaciones que ocupa el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario No. 271, del municipio de Soto la Marina, donde Néstor Morales Riestra, Jefe de Oficina del Departamento de Investigación del centro educativo participará con las ponencias “Procesamiento de composteo bajo normas, Reproducción de lombriz, Almacenamiento del Ácido Húmico y uso correcto en el cultivo y suelo.
Patricio Ramírez Garza, Director de Pymes Rurales, refirió que con la cría y la utilización de estas lombrices, los productores agropecuarios están ayudando a mejorar la calidad de sus suelos de manera natural y económica, aportando a la reposición del humus, indispensable para el desarrollo vegetal y rehabilitación del suelo.
Por parte de la UAT, destaca la participación de Aracely Maldonado Torres, con el tema “Mejoramiento de Suelos usando lombricomposta”; “Practicas para monitorear y estimar la calidad de la lombricomposta”, impartida por Pablo Ochoa Sandoval.
Al acudir en representación del secretario de Desarrollo Rural, Gonzalo Alemán Migliolo, Ramírez Garza reiteró que la cría de estos animales es benéfica para los cultivos de sorgo, maíz, cítricos y otros, pues su utilización ayuda a la retención de agua y nutrientes esenciales, la germinación de las semillas, erosión y manejo del suelo, a la formación de micorrizas, entre otras ventajas.
Al hacer uso de este recurso se pueden obtener dos tipos de ácidos húmicos (líquido y sólido).
Para tratar una hectárea se requieren de 10 a 11 litros del ácido húmico para preparar 200 litros fertilizante (Humus) que se aplicará con aspersora o vía aérea y un promedio de una tonelada y media de ácido húmico sólido por hectárea, en cada preparación de la tierra.