Por Agustín Peña Cruz
Tampico, Tamps.- Lucía Mercedes Espinoza Del Ángel, experta en el manejo de emociones, ofreció un análisis profundo sobre cómo detectar y enfrentar las señales de violencia en niños, adolescentes e incluso adultos.
Con un enfoque que entrelaza la psicología emocional y la importancia de los vínculos familiares, Espinoza Del Ángel resaltó los principales indicadores que los padres y cuidadores deben observar para intervenir a tiempo.
«En el caso de los adolescentes, quienes atraviesan una etapa de cambios intensos, es fundamental prestar atención a comportamientos como el aislamiento, la tristeza persistente, la negativa a asistir a la escuela o realizar tareas, y los cambios constantes de amigos. Estos son indicadores de que algo no está bien», explicó la especialista.
Espinoza enfatizó que los padres deben desarrollar una especie de «sexto sentido» para captar estos cambios. «Como madre, siempre estoy pendiente de los cambios en mi hijo, desde sus amigos hasta sus actividades. Es importante preguntar: ¿Cómo te sientes? ¿Quiénes son tus amigos? ¿Qué está pasando en tu vida?», señaló. Esta observación constante, combinada con una comunicación efectiva, puede marcar la diferencia.
Además, la experta hizo un llamado directo a los adolescentes: «Si sientes que tus padres no te escuchan, busca a un tío, una abuelita, un primo o alguien cercano que pueda brindarte apoyo. Siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte».
La falta de comunicación en las familias, según Espinoza, tiene raíces culturales. «Cuando se nos pregunta “¿cómo estás?”, solemos responder automáticamente que estamos bien, sin reconocer nuestras emociones reales. No se nos ha enseñado a comunicarnos desde el sentimiento», agregó.
LA DISFUNCIÓN FAMILIAR Y EL BULLYING
Espinoza subrayó que la mayoría de los adolescentes con problemas emocionales graves y víctimas de Bullying suelen provenir de entornos familiares disfuncionales o de hogares donde se les brinda atención material, pero no emocional.
«Estos jóvenes, en su búsqueda de pertenencia, terminan integrándose a grupos antisociales que comparten historias similares de abandono emocional», explicó.
Esta situación puede derivar en un fenómeno que Espinoza denominó «Bullying pasivo», una forma de violencia psicológica y emocional que genera en los adolescentes un sentimiento de abandono y vacío.
PREVENCIÓN DESDE LA FAMILIA
Para romper este ciclo, Espinoza invitó a los padres a fomentar valores como el respeto, la empatía y la autoestima en sus hijos. «La conexión directa con los padres, basada en el diálogo y la confianza, es importante para prevenir problemas emocionales. Si un adolescente no tiene una buena autoestima, será más vulnerable a caer en entornos de violencia», advirtió.
La experta concluyó la entrevista con un mensaje consolador: «Como sociedad, podemos cambiar este panorama si brindamos a los jóvenes herramientas emocionales y fortalecemos la comunicación en casa. La clave está en escucharlos, valorarlos y acompañarlos en su desarrollo».