● Dos mujeres privadas de su libertad enfrentaron tortura sexual, violencia obstétrica y negligencia médica en las cárceles de país. A propósito del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, Reinserta alza un grito de justicia.
● El sistema penitenciario mexicano sigue fallando a las mujeres que viven dentro de las cárceles, como lo demuestran los casos de Samantha y Dulce. Organizaciones como Reinserta exigen medidas urgentes para garantizar derechos humanos dentro de los penales.
Ciudad de México, a 27 de noviembre de 2024. En el marco del “Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres”, (25 de noviembre), la ONG Reinserta recuerda los casos de violencia de género que afectan a las mujeres privadas de la libertad en México, particularmente en los centros penitenciario.
A través de los casos de Samantha y Dulce Belén, se visibiliza la violencia obstétrica, la negligencia médica y las graves omisiones del sistema penitenciario que exponen a las mujeres a situaciones extremas, donde se vulneran sus derechos más básicos, especialmente los de aquellas que son madres.
Tras quedar embarazada estando en una prisión en Aguascalientes, Samantha de 26 años sufrió tortura sexual y una negligencia médica durante la gestación, lo que culminó con la pérdida de su hija, Victoria. La bebé nació en el Ce.Re.So femenil de Aguascalientes, en condiciones precarias, sin la atención médica adecuada, y su muerte fue reportada en el traslado hacia un hospital, aunque las autoridades penitenciarias no han podido explicar su paradero ni esclarecer el caso. En lugar de recibir atención, fue la solidaridad de las otras mujeres privadas de la libertad la que permitió el nacimiento de Victoria, quien “supuestamente” murió sin los cuidados médicos necesarios y cuyo cuerpo hoy no se conoce su paradero, ya que la familia recibió el cuerpo de un bebé masculino.
Por otro lado, Dulce Belén, una ex policía federal en Ciudad de México, que ha pasado 11 años en prisión por un delito que no cometió, vivió una tragedia aún mayor. Durante su reclusión, sufrió torturas físicas y psicológicas que provocaron la pérdida de sus gemelos, quienes desaparecieron después de que Dulce fuera ingresada al penal, ya embarazada. Desde entonces, ella no ha recibido respuestas sobre el paradero de sus bebés, lo que deja en evidencia el abandono del sistema penitenciario hacia las mujeres que, como Dulce, fueron víctimas de violencia de género en un proceso que las debería de proteger.
“Desde Reinserta hacemos un llamado a las autoridades para que se actúe con urgencia y se garanticen los derechos humanos de todas las personas privadas de su libertad, especialmente las mujeres. Instamos a que se tomen medidas reales y eficaces que protejan a las mujeres dentro de los penales del país, asegurando que no sean tratadas desde la venganza, por el simple hecho de estar privadas de su libertad, sino como seres humanos con derechos fundamentales”, Ana Echeverri, Directora Ejecutiva de Reinserta.
Estos casos reflejan la crisis que enfrenta el sistema penitenciario mexicano, que sigue ignorando las necesidades más básicas de las mujeres privadas de la libertad. El sistema no solo falla en garantizar la integridad física y psicológica de las reclusas, sino que también omite las condiciones necesarias para una atención médica adecuada, especialmente para aquellas que son madres o están embarazadas. La violencia de género y obstétrica dentro de los penales es una tragedia silenciada que, en muchos casos, termina con la muerte de mujeres e infancias que no tienen voz.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió en 2023 la Recomendación 252/2023 al Gobierno de Aguascalientes, al señalar las deficiencias en la atención médica y la necesidad urgente de implementar medidas correctivas para garantizar condiciones dignas dentro de los centros penitenciarios.
Sin embargo, las autoridades continúan sin dar respuestas claras ni eficaces a la violencia que sufren las mujeres privadas de libertad. La justicia debe incluir, y debe asegurar que ningún caso como el de Samantha o Dulce vuelva a ocurrir.